martes, 1 de noviembre de 2016

Aula Inclusiva

¿Abordamos nuestras aulas desde una gestión curricular inclusiva?

                                                                      MPsp. Evelyn Fuentes Mora

    Analizando cada una de las directrices del MEP, en cuanto al abordaje de las necesidades educativas de los estudiantes y confrontándolas con la realidad costarricense, podemos indicar que las adaptaciones curriculares siguen en el paradigma rehabilitador, donde se enfatiza la dificultad del estudiante para lograr su avance, aunque esto implique lastimar su autoestima, enmarcando en el aula sus limitaciones para acceder al aprendizaje de los objetivos y contenidos del nivel que cursa.
   Visualizando el término, las adecuaciones curriculares van directamente a la metodología, a la evaluación  y a la programación individual. Por lo que tenemos niños en un aula resolviendo cuestionarios y otros reconociendo la letra a, por lo que además de hacer evidente su ritmo lento por la lectura propiciamos problemas emocionales y de conducta, porque por supuesto la clase no es solo para él.
   En el aula inclusiva no se realiza un programa paralelo sino que en el currículo común se ajustan los objetivos para que dentro del aula pueda estar como todos en una misma sintonía.
   Por lo general en Costa Rica todo inicia con una evaluación del docente de Educación Especial y observaciones del docente de grado, este último toma la evaluación del profesional anterior y prácticamente la traduce en aplicar o no la adecuación. Pero si queremos una escuela inclusiva podemos ver entonces que esa evaluación es solo un complemento del Informe Pedagógico que brinda el maestro, acompañado de otras evaluaciones, para conformar una interdisciplinaria. 
  Cuando se va a aprobar la adecuación curricular, esto ocurre, el docente de aula da su criterio al igual que cada uno de los profesionales educación especial, psicólogos, trabajadores sociales, orientadores, pero únicamente se da al inicio y se pierde en el transcurso del tiempo esa atención.
 En una escuela inclusiva se debe tener presente que la programación del estudiante debe eliminar barreras de aprendizaje, brindar objetivos que le brinden autonomía, le den funcionalidad al aprendizaje a través de la variabilidad en las estrategias de enseñanza que permitan no infantilizar al estudiante, logrando que los contenidos sean significativos y permitan la participación y pertenencia en el currículo común.
   Lamentablemente no ocurre en Costa Rica lo anterior, aún tenemos en las aulas estudiantes con currículo diferente, yo misma ayudo hacerlo emanado por el Ministerio de Educación de mi país. Comento entonces que a lo largo de los años, la programación de un niño ubicado en 5º grado con un nivel de funcionamiento de 2º, lo que se hacía era tomar todos los objetivos de 2º grado y se aplicaban sin importar si en 5º grado veían por ejemplo el tema de la piel.
  Como eso no servía ahora lo que hacemos es que si está en 5º grado adaptamos todos los objetivos a un nivel más bajo para que pueda ver los temas igual que el resto. Pero las estrategias metodológicas fallan y no es tan funcional.

   En un aula inclusiva tener programaciones diferentes no permiten la verdadera inclusión, teniendo entonces un dilema grande sobre las políticas educativas con respecto a las adaptaciones curriculares.